En noviembre de 1997 participé en un taller de desarrollo personal titulado

"Aprende a reconocer al Ser en ti mismo y en los demás". 

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El profesor estaba explicando las características del Ser y dijo: "El Amor es la sensación secreta del Ser. Aprende a despertar el Amor en tu Interior. Deja que tu corazón se abra. Acostúmbrate a este Amor. Con el tiempo, se volverá el sentimiento más natural".

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No solo estas palabras eran preciosas. Algo me sucedió en ese curso que me propulsó a ver el mundo desde la perspectiva de un Amor que nunca antes había experimentado. Un Amor que existía dentro de todas las personas y  dentro de todas las cosas. Esta visión cambió mi destino para siempre.

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El lunes después del taller nos preparamos para regresar a casa. Pero algo en mí era completamente distinto. Me parecía estar asomándome por una ventana desde la cual  ahora veía el mundo de una forma nueva.

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Por un lado, necesitaba mucho silencio, me molestaba incluso que las personas me hablaran. Por otro, todo el mundo quería estar junto a mí, como si la energía del Amor tuviera un efecto magnético.

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Durante los siguientes 10 días y 10 noches pude ver que todo lo que existe en esta vida, está construido sobre el Amor y, de hecho, está hecho de Amor. 

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No importaba si miraba una flor, la nieve, un pájaro o a una persona. El aspecto externo parecía irrelevante, había pasado a un segundo plano. Lo único importante y real era el tejido de Amor total, absoluto e incondicional que subyacía a todas las cosas y parecía unirlo todo.

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Amaba a mi familia con todo el corazón, quería a mis amigos y había estado enamorada, y sin embargo nunca había imaginado ni experimentado un Amor así. Un Amor que parecía no depender de nada ni de nadie, que sencillamente siempre había existido en todo y en todos y era más verdadero que cualquier cosa que hasta ese momento yo había creído que era verdad.

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Al ver así el mundo, a las personas y la vida viví una nueva realidad, para mí desconocida hasta entonces,

dentro de mi propia realidad. Ahora yo, por primera vez, podía ver la Verdad de la existencia.

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A partir de ese momento todo siguió siendo lo mismo, pero ya nada era igual. Esa visión del Amor era la visión de mi Ser interior y se había vuelto totalmente accesible y disponible. Me convirtió en una persona completa.

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Esa fue la primera vez que deseé que muchas otras personas pudieran vivir esta misma experiencia. Quería que supieran que el Amor existe dentro de ellas, que pudieran despertarlo en su interior y no dependieran de nada ni de nadie para disfrutarlo. 

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Han transcurrido 25 años y ha llegado mi momento de ayudarte a vivir esta experiencia del Amor Incondicional que surge cuando despiertas a tu Realidad Espiritual.

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